Boca RG derrotó por uno a cero al Deportivo Roca en el estadio Luis Maiolino, Federico Villar a los veintinueve del segundo tiempo fue el autor de la única conquista. Eduardo Martínez y los cuatro del fondo xeneize fueron los pilares fundamentales de la victoria. Boca lidera la zona uno del Argentino “B” junto a Independiente de Neuquén y Cruz del Sur. En siete días recibe a Madryn en el Defensores del Carmen.
Texto: Alfredo Galvez
Mil ochocientos kilómetros me separan de Río Gallegos, hasta aquí hemos llegado para la cobertura de Boca en su segunda presentación por el torneo Argentino “B”.
Suertes dispares para uno y otro. Mientras el “naranja”, tuvo un traspié convertido en derrota en Bariloche, Boca logró un empate en Chubut ante el siempre candidato Huracán, y por ese entonces el Xeneize riogalleguense mereció sumar de a tres.
Pero la historia en fútbol, se escribe semana a semana, domingo a domingo.
Un solo cambio propone don Sergio Preseajniuc, al banco Quiroga para el ingreso desde el vamos de Diego Sandoval, quien junto a Franco Santana componen el doble cinco del hoy visitante. Leandro Fernández casi “entre algodones” era la duda, pero “Lea” va desde el inicio; el resto, son los mismos que ante el “Globo” comodorense.
El naranja con un solo cambio, y obligado, por la expulsión de Juan Lapietra en defensa, aparece Carabajal. Minutos pasados las cuatro de la tarde, el pampeano Alejandro Juan, autoriza inicio del partido. Y las expectativas de todos los presentes en el Luis Maiolino, comienzan a derrumbarse a medida que el cronometro empieza a marchar. Comenzó, tibio, siguió errático y cuando el árbitro Alejandro Juan, sin un segundo de alargue pitó el final de la etapa, ya era simplemente “horrible”.
Eso sí, parejo, muy parejo, ambos se complotaron en jugar mal. Ni Boca ni el Deportivo, pudieron en estos cuarenta y cinco, hilvanar dos pases seguidos. Los saques de banda estaban a la orden del día, y en todo ese “embrollo” el local simplemente sacó la ventaja de estar un poco más en campo del equipo santacruceño. Una grosera mano de Carabajal dentro de su área, que el árbitro no se animó a marcar como penal, y un cabezazo por elevación de Villar por encima del horizontal de Sand, fueron sin temor a equivocarme, las únicas chances de Boca.
Un disparo de veinticinco metros, recto, que Martínez se esforzó en contener y un tiro de Pérez Lindo, también ahogado por Eduardo fueron la respuesta del Deportivo. Después todo mal, de un lado y del otro.
Un cambio de timón en la complementaria.
Jamás podré saber, aunque intente adivinar, las charlas de vestuarios. Pero seguro estoy que tanto Pancaldo como Preseajniuc, habrán tocado las fibras de sus muchachos.
Se podía intentar un cambio, era seguro que peor de lo jugado,resultaba imposible.
Y el segundo tiempo fue otra historia. Los “algodones” de Lea no dieron para más. Y don Sergio desde el arranque manda a Gonzalo Movio en reemplazo del buen volante boquense. Y con el pitazo del pampeano Juan, Boca y Deportivo escribieron una historia muy distinta a la vivida en la primera parte. El local salió a pararse en campo rival, tomando como abanderados a Fernando Fernández por derecha, Acosta por el medio, unos metros más adelantado, y Alexis Luna por izquierda. Pero los intentos de ataque morían en los pies del “doble cinco” Santana-Sandoval. De Almeidas no solo marcaba bien por derecha, sino que su proyección en velocidad por ese andarivel, empezaba a darle dolores de cabeza a Fleitas y Zarza.
Aguilera y Fragata se empezaron a juntar, cosa que en la primera parte, nunca lo hicieron, y el partido empezó a levantar. El ida y vuelta de uno y otro empezó a ser una constante. Corners de un lado y del otro, daban la pauta, que el “pacto” de no agresión firmado tácitamente en el primer tiempo, había sido roto. Los dos, ahora lo querían ganar. Como la vieja jerga, pasó a ser “hacha por puñalada”. Y don Sergio apuntó a los tres puntos. Abandona el doble cinco, deja a Santana en campo y pone a José Manuel Quiroga por Diego Sandoval en el minuto quince. Y Pepe fue el eslabón que le faltaba de tres cuartos hacia delante, sus pique acarreaban más problemas al naranja. Y Carabajal y Fleitas eran “obligados” a pecar en errores defensivos que uno intuía, se convertirían en pecado capital. Minuto veintinueve, la pelota bordea el área por izquierda, el pelotazo en forma de centro por parte de Fragata no se hace esperar, la redonda busca el segundo palo porque por allí aparece Arach. El cabezazo de Federico busca destino de red, pero en su trayectoria aparece Villar, convertido en centro atacante, y con un derechazo infernal, rompe la red de Sand, rompiendo a su vez, gargantas en Río Gallegos que detrás de una portátil gritan a la par de relatores. No fue casualidad lo de Villar, en esta segunda parte, Boca en cada pelota parada, en cada corner, plantaba a Villar, Arach y Del Río en el corazón del área rival. Desde los treinta hasta el final, el medio campo fue simplemente “zona liberada” sin cobro de peaje ni control aduanero, los dos equipos pasaban rápidamente por esa zona en busca del arco rival. Boca plantado, muy bien plantado con los cuatro del fondo; fueron un cerrojo para el deportivo. Martínez, el guardián, dueño insobornable de la llave de ese cerrojo, que con tres intervenciones monumentales, amargaba al hincha local. Boca en el rol de contragolpeador, se sintió más que cómodo y pudo, y hasta debió aumentar. Y se pedieron goles para todos los gustos. Aguilera, De Almeidas, Quiroga, Fragata… Llegaban en tropel, de a dos, de a tres. Jugado a todo o nada don Pancaldo mueve fichas, saca un defensa y apuesta “su” pleno a Prioreschi, quien junto a Fernández Acosta y Pérez Lindo intentaban romper el cerco Xeneize. La cuenta de tiros de esquina a favor del local llegaba a catorce, pero las cabezas del gran capitán Del Río, Villar y Arach junto a las manos de Martínez, iban matando de apoco las ilusiones naranjas. Los cuatro de alargue fueron emotivos, con adrenalina en máxima potencia. Pancaldo autorizó a su arquero Sand, ir a buscar de cabeza algún centro, casi como una súplica. El deportivo Roca tomó la lanza, y en malón fue a matar o morir sobre las barbas de Martínez. Boca en pura respuesta deportiva se puso el cuchillo entre los dientes y el corazón en la mano para asegurar el uno a cero. El final de Alejandro Juan, desataba el interminable abrazo del once boquense. El triunfo le asegura la punta, compartida con Neuquén y Bariloche. Ahora será el tiempo de revalidar el buen momento en Río Gallegos, en siete días, ante el Deportivo Madryn.
Me voy contento del Maiolino, el karma de no ganar en este estadio, ahora ya es historia. Boca ha ganado, y si bien su fútbol no fue de alto vuelo, me queda la hermosa sensación en el final de ver a los once con el cuchillo entre los dientes … con el corazón en la mano.
Texto: Alfredo Galvez
Mil ochocientos kilómetros me separan de Río Gallegos, hasta aquí hemos llegado para la cobertura de Boca en su segunda presentación por el torneo Argentino “B”.
Suertes dispares para uno y otro. Mientras el “naranja”, tuvo un traspié convertido en derrota en Bariloche, Boca logró un empate en Chubut ante el siempre candidato Huracán, y por ese entonces el Xeneize riogalleguense mereció sumar de a tres.
Pero la historia en fútbol, se escribe semana a semana, domingo a domingo.
Un solo cambio propone don Sergio Preseajniuc, al banco Quiroga para el ingreso desde el vamos de Diego Sandoval, quien junto a Franco Santana componen el doble cinco del hoy visitante. Leandro Fernández casi “entre algodones” era la duda, pero “Lea” va desde el inicio; el resto, son los mismos que ante el “Globo” comodorense.
El naranja con un solo cambio, y obligado, por la expulsión de Juan Lapietra en defensa, aparece Carabajal. Minutos pasados las cuatro de la tarde, el pampeano Alejandro Juan, autoriza inicio del partido. Y las expectativas de todos los presentes en el Luis Maiolino, comienzan a derrumbarse a medida que el cronometro empieza a marchar. Comenzó, tibio, siguió errático y cuando el árbitro Alejandro Juan, sin un segundo de alargue pitó el final de la etapa, ya era simplemente “horrible”.
Eso sí, parejo, muy parejo, ambos se complotaron en jugar mal. Ni Boca ni el Deportivo, pudieron en estos cuarenta y cinco, hilvanar dos pases seguidos. Los saques de banda estaban a la orden del día, y en todo ese “embrollo” el local simplemente sacó la ventaja de estar un poco más en campo del equipo santacruceño. Una grosera mano de Carabajal dentro de su área, que el árbitro no se animó a marcar como penal, y un cabezazo por elevación de Villar por encima del horizontal de Sand, fueron sin temor a equivocarme, las únicas chances de Boca.
Un disparo de veinticinco metros, recto, que Martínez se esforzó en contener y un tiro de Pérez Lindo, también ahogado por Eduardo fueron la respuesta del Deportivo. Después todo mal, de un lado y del otro.
Un cambio de timón en la complementaria.
Jamás podré saber, aunque intente adivinar, las charlas de vestuarios. Pero seguro estoy que tanto Pancaldo como Preseajniuc, habrán tocado las fibras de sus muchachos.
Se podía intentar un cambio, era seguro que peor de lo jugado,resultaba imposible.
Y el segundo tiempo fue otra historia. Los “algodones” de Lea no dieron para más. Y don Sergio desde el arranque manda a Gonzalo Movio en reemplazo del buen volante boquense. Y con el pitazo del pampeano Juan, Boca y Deportivo escribieron una historia muy distinta a la vivida en la primera parte. El local salió a pararse en campo rival, tomando como abanderados a Fernando Fernández por derecha, Acosta por el medio, unos metros más adelantado, y Alexis Luna por izquierda. Pero los intentos de ataque morían en los pies del “doble cinco” Santana-Sandoval. De Almeidas no solo marcaba bien por derecha, sino que su proyección en velocidad por ese andarivel, empezaba a darle dolores de cabeza a Fleitas y Zarza.
Aguilera y Fragata se empezaron a juntar, cosa que en la primera parte, nunca lo hicieron, y el partido empezó a levantar. El ida y vuelta de uno y otro empezó a ser una constante. Corners de un lado y del otro, daban la pauta, que el “pacto” de no agresión firmado tácitamente en el primer tiempo, había sido roto. Los dos, ahora lo querían ganar. Como la vieja jerga, pasó a ser “hacha por puñalada”. Y don Sergio apuntó a los tres puntos. Abandona el doble cinco, deja a Santana en campo y pone a José Manuel Quiroga por Diego Sandoval en el minuto quince. Y Pepe fue el eslabón que le faltaba de tres cuartos hacia delante, sus pique acarreaban más problemas al naranja. Y Carabajal y Fleitas eran “obligados” a pecar en errores defensivos que uno intuía, se convertirían en pecado capital. Minuto veintinueve, la pelota bordea el área por izquierda, el pelotazo en forma de centro por parte de Fragata no se hace esperar, la redonda busca el segundo palo porque por allí aparece Arach. El cabezazo de Federico busca destino de red, pero en su trayectoria aparece Villar, convertido en centro atacante, y con un derechazo infernal, rompe la red de Sand, rompiendo a su vez, gargantas en Río Gallegos que detrás de una portátil gritan a la par de relatores. No fue casualidad lo de Villar, en esta segunda parte, Boca en cada pelota parada, en cada corner, plantaba a Villar, Arach y Del Río en el corazón del área rival. Desde los treinta hasta el final, el medio campo fue simplemente “zona liberada” sin cobro de peaje ni control aduanero, los dos equipos pasaban rápidamente por esa zona en busca del arco rival. Boca plantado, muy bien plantado con los cuatro del fondo; fueron un cerrojo para el deportivo. Martínez, el guardián, dueño insobornable de la llave de ese cerrojo, que con tres intervenciones monumentales, amargaba al hincha local. Boca en el rol de contragolpeador, se sintió más que cómodo y pudo, y hasta debió aumentar. Y se pedieron goles para todos los gustos. Aguilera, De Almeidas, Quiroga, Fragata… Llegaban en tropel, de a dos, de a tres. Jugado a todo o nada don Pancaldo mueve fichas, saca un defensa y apuesta “su” pleno a Prioreschi, quien junto a Fernández Acosta y Pérez Lindo intentaban romper el cerco Xeneize. La cuenta de tiros de esquina a favor del local llegaba a catorce, pero las cabezas del gran capitán Del Río, Villar y Arach junto a las manos de Martínez, iban matando de apoco las ilusiones naranjas. Los cuatro de alargue fueron emotivos, con adrenalina en máxima potencia. Pancaldo autorizó a su arquero Sand, ir a buscar de cabeza algún centro, casi como una súplica. El deportivo Roca tomó la lanza, y en malón fue a matar o morir sobre las barbas de Martínez. Boca en pura respuesta deportiva se puso el cuchillo entre los dientes y el corazón en la mano para asegurar el uno a cero. El final de Alejandro Juan, desataba el interminable abrazo del once boquense. El triunfo le asegura la punta, compartida con Neuquén y Bariloche. Ahora será el tiempo de revalidar el buen momento en Río Gallegos, en siete días, ante el Deportivo Madryn.
Me voy contento del Maiolino, el karma de no ganar en este estadio, ahora ya es historia. Boca ha ganado, y si bien su fútbol no fue de alto vuelo, me queda la hermosa sensación en el final de ver a los once con el cuchillo entre los dientes … con el corazón en la mano.