29 mayo 2009

El estado actual del Estadio Municipal es calamitoso

COMODORO RIVADAVIA
El Estadio Municipal "Comodoro Rivadavia" es uno de los íconos históricos de la tierra de los vientos. Testigo de eventos deportivos de orden nacional e internacional, de actos que marcaron la historia de la ciudad, hoy ofrece un panorama escuálido, demacrado, lejos de lo que debería ser un monumento que nos infle el pecho a los comodorenses.
Diario Crónica

_ "Qué bárbaro, viejo!!!, Estos no son vestuarios, parece una morgue. No hay agua caliente, las camillas están destrozadas, no hay una sola silla, te sentás directamente en cemento. Falta que venga el médico forense para hacerte una autopsia. ¿Acá se juega la "B" Nacional? Es un desastre".
La frase es potestad de un integrante del cuerpo técnico del Deportivo Madryn, en la última visita a Comodoro para enfrentar a Huracán por el Argentino "B".
Vergüenza intestinal. Eso fue lo que sentimos los periodistas que copiábamos las alineaciones en el sector de vestuarios. Primero porque no le faltaba razón y enseguida porque se trataba justamente, de una crítica con un poco de malicia a partir de su antipatía por todo lo comodorense.
Esa es la imagen que estamos dando a todos los equipos que nos visitan desde diferentes lugares del país. De varios modos, con un Estadio en las condiciones que está, se ratifica el pensamiento retorcido de que, acá, en la Patagonia, vivimos 50 años atrasados.
Vestuarios con sanitarios y griferías amarillentos, termotanques semidestruidos -y bien peligrosos-, baños sin inodoros y con la estoica letrina de los años 50, azulejos que aguantan como pueden pegaditos en la pared, una camilla que soportó el peso de Antonio Rattín en la década del 60 y un inequívoco olor a viejo, a primitivo, a arcaico.

Así está nuestro Estadio Municipal en sus intestinos. En la parte que muchas veces no se ve, pero que ofrecen las imágenes que luego se dispersan por el país a través de los dichos de los propios jugadores y entrenadores profesionales que pisan esta tierra.
Afuera, lo que se alcanza a apreciar a simple vista, tampoco es una cultura a la renovación. En absoluto. Pintura verde oscuro que necesita urgente una mano rejuvenecedora y con colores más vivos; tanques de agua que pierden más líquido del que contienen, cañerías parchadas como si se intentara reparar un colador y un alambrado olímpico que tiene más batallas que el Cid Campeador.
Existe una desatención que está muy rayana al abandono. Desidia, apatía y dejadez se combinan en forma socarrona para que el monumento más representativo de nuestro deporte ofrezca un retrato depresivo.
El Estadio es uno de los bastiones edilicios de la ciudad. Sin embargo, padece descuidos impensados para una estructura comunal como la comodorense.
Habría que revisar un poquito la organización interna porque en Obras Públicas –aparentemente- no se toma conciencia de lo importante que es la imagen de la "Ciudad del conocimiento".