Boca RG está entre los ocho mejores equipos del país. En Carmen de Patagones y en definición por penales, dejó en el camino al Deportivo. Cinco mil almas enmudecieron cuando Eduardo Martínez, el héroe de la tarde, contenía el tiro de Cuneo y luego lloraron de tristeza cuando Raúl Becerra aseguraba la clasificación xeneize para meterse en la historia.
Boca debería sumar puntos como pasajero frecuente, porque sigue recorriendo kilómetros a más no poder por la Patagonia Argentina. Esta vez el destino ha sido Viedma y de allí, casi en un santiamén, previo cruzar el Río Negro, deposita sus esperanza, intactas, en el sur de Buenos Aires, puntualmente en Carmen de Patagones. El estadio del Deportivo esta prácticamente pegado al río y si bien el encuentro va a las quince horas, la gente comienza a llegar a la cancha con dos horas de anticipación. Ubicadas cómodamente bajo un sol que según los lugareños es atípico para esta fecha del año, pero imposible convencer de esto al termómetro que recién detiene su marcha al acusar veintinueve grados. La térmica en las tribunas es mucho más. A cinco del horario pactado y con don Jorge Ocaño “plantado” en la mitad del campo al mejor estilo “sheriff”, apura a los equipos para su ingreso. Apenas Boca aparece por el túnel, es insultado y silbado, todo vale para meterle presión, pero los muchachos xeneizes no se inmutan, la concentración no se rompe. Explicar la salida del local es imposible en un escrito, solo las retinas de quienes estamos presentes o alguna cámara de video puede capturar un momento indescriptible, casi sublime.
Mueve Boca y se acaban las palabras, hora de jugar noventa minutos, mucho por ganar, demasiado por perder y esto le cabe a ambos. El “tricolor”, empujado por su gente, pone proa rápidamente con destino a Martínez. El “Pepo” Morel va por izquierda, Marín por derecha. Suelto Cuneo intentando acoplarse con Iogna y Donato, los puntas. Boca necesitó al menos diez minutos para empezar a encontrar el partido, en ese interín Jorge Olguín, ya había dado claras muestras que hoy venía firme de abajo e insobornable de arriba.
Cuando el doble cinco propuesto por Santiago Rapalín, se afirmó en la zona media, el circuito “tricolor” dejó de funcionar. La lucha de Diego Sandoval y Flavio Márquez, tenía sus frutos. Ceballos empezó a ser salida clara por derecha y confundía al “Depo” con sus incursiones por izquierda. D´Augero las peleaba todas arriba y José Manuel Quiroga, paseaba sus gambetas por las dos puntas. Boca ponía a su adversario cada vez más abajo, cada vez más cerca de su arquero Alfredo Cellerino. Pocas llegadas claras, es cierto, pero el dominio del terreno era claro y evidente. El “Depo”, era para disgusto de su público, quien se paraba de contra, el mensaje era claro Boca había venido en busca de los tres puntos. Minuto treinta y nueve, el “pepe” José Manuel se perfila por derecha, que gambeta por afuera, que gambeta por adentro, un corte y una quebrada como en el tango, dejan a Cristian Sosa hecho un nudo y Quiroga va, toque hacia el medio para Fernández, Leandro a un metro del área le mete de derecha, D´Augero en la zona caliente a espaldas de Cellerino, para él va la pelota, Ariel rápido de cabeza y más rápido de reflejos “inventa” un taco que Alfredo compra y en simultaneo, mientras la caprichosa juega con la red, el estadio enmudece, porque el “golazo”, con fantasía incluida ya es un hecho y Boca está arriba en el marcador por uno a cero.
El pitazo de Don Jorge, con un minuto de adicional ordenaba descanso obligado de quince minutos. Mientras mi vista se perdía en la multitud, quería imaginarme los cuarenta y cinco finales. Supuse de antemano, un “tricolor”, avasallante, llevando al rival por delante, como fuera hasta conseguir la igualdad y de ser posible antes de los quince mejor todavía, (pretendiendo leer la cabeza de su técnico el señor Jaime Devicenzi) Y la intención fue exactamente esa, pero Boca sabe a que vino, y Manchafico, Olguín, Barrionuevo y Lucas Fernández se lo hacen saber de inmediato a los hombres del Deportivo. El dominio territorial, sin ser abrumador ni mucho menos, ahora pertenece al local pero se diluye de tres cuartos hacia arriba, con una defensa firme los del medio van plasmando un despliegue enorme y cada pelota se peléa como la última. Boca aprovecha la desesperación del local y comienza a encontrar los espacios, tanto por derecha como por izquierda. Quiroga, gana una pelota dividida y pecando de apuro, le mete de zurda casi pisando el área mayor dilapidando una clara opción de gol. Leandro Fernández, en línea recta desde veinticinco metros le pega un “viandazo” que Cellerino y el horizontal transforman el corner. Se desorienta el “Depo” quiere, pero no puede porque encuentra a un Boca demasiado convencido en lo que hace. Pero no todas las noticias pueden ser buenas, más “cuando un pobre se divierte”, como solía decir mi viejo. Sandoval que pierde una pelota dentro del círculo central, el escurridizo Cúneo la roba y encara vertical hacia Martínez pero está muy lejos, Diego que gira, no lo golpea ni mucho menos, pero ese instinto futbolero, que te traiciona en una fracción de segundos, hacen que lo tome de la camiseta, para que el “ruso” detenga su marcha y caiga, mientras Don Ocaño, registra su segunda amarilla para el capitán xeneize que debe abandonar el campo cuando el 2 x 1 de tarjetas marca roja. Si bien Boca ya conoce esto de estar en desventaja numérica, esta no debería ser la excepción, pero esto es “casi” una final y uno sabe, intuye que la mano no va a venir fácil. Algunos muchachos del “tricolor” han “fundido biela” y Don Jaime hecha mano a los cambios. Don Santiago hace lo propio, Afuera el hombre gol, adentro otro hombre gol, Becerra por D´Augero. Paco ingresa para tener un poco la pelota en el medio, además con él suma marca. Y Cabral pisa ya el césped para directamente hacer un “bloqueo” en el fondo.
“Vamos con cinco más” indica la mano en alto de Don Jorge Ocaño. La hazaña en tierra de Patagones está solo a 300 segundos. El estadio a esta altura se asemeja más a un enorme cementerio que a una cancha de fútbol. Y es más heroico aún, porque Boca juega desde los cuarenta con nueve hombres, porque Lucas Fernández fue “victima” de otra doble amarilla. Minuto cuarenta y siete, desborde por derecha del ruso Cuneo, cierra los ojos y quiere meter un centro, es dentro del área, la pelota hace un pique traicionero y busca maliciosa, la mano de Olguín, no hay o al menos no veo, intención, pero Ocaño, corre raudamente a marcar la “pinta” del penal. Casi una película de suspenso, y el festejo por la sanción, no se hace esperar, explota el estadio, pienso irónicamente.. “El regreso de los muertos vivos” El central Rocha, convierte, no sin antes sufrir al ver que Martínez tocaba la redonda, pero no podía desviarla.
Boca debería sumar puntos como pasajero frecuente, porque sigue recorriendo kilómetros a más no poder por la Patagonia Argentina. Esta vez el destino ha sido Viedma y de allí, casi en un santiamén, previo cruzar el Río Negro, deposita sus esperanza, intactas, en el sur de Buenos Aires, puntualmente en Carmen de Patagones. El estadio del Deportivo esta prácticamente pegado al río y si bien el encuentro va a las quince horas, la gente comienza a llegar a la cancha con dos horas de anticipación. Ubicadas cómodamente bajo un sol que según los lugareños es atípico para esta fecha del año, pero imposible convencer de esto al termómetro que recién detiene su marcha al acusar veintinueve grados. La térmica en las tribunas es mucho más. A cinco del horario pactado y con don Jorge Ocaño “plantado” en la mitad del campo al mejor estilo “sheriff”, apura a los equipos para su ingreso. Apenas Boca aparece por el túnel, es insultado y silbado, todo vale para meterle presión, pero los muchachos xeneizes no se inmutan, la concentración no se rompe. Explicar la salida del local es imposible en un escrito, solo las retinas de quienes estamos presentes o alguna cámara de video puede capturar un momento indescriptible, casi sublime.
Mueve Boca y se acaban las palabras, hora de jugar noventa minutos, mucho por ganar, demasiado por perder y esto le cabe a ambos. El “tricolor”, empujado por su gente, pone proa rápidamente con destino a Martínez. El “Pepo” Morel va por izquierda, Marín por derecha. Suelto Cuneo intentando acoplarse con Iogna y Donato, los puntas. Boca necesitó al menos diez minutos para empezar a encontrar el partido, en ese interín Jorge Olguín, ya había dado claras muestras que hoy venía firme de abajo e insobornable de arriba.
Cuando el doble cinco propuesto por Santiago Rapalín, se afirmó en la zona media, el circuito “tricolor” dejó de funcionar. La lucha de Diego Sandoval y Flavio Márquez, tenía sus frutos. Ceballos empezó a ser salida clara por derecha y confundía al “Depo” con sus incursiones por izquierda. D´Augero las peleaba todas arriba y José Manuel Quiroga, paseaba sus gambetas por las dos puntas. Boca ponía a su adversario cada vez más abajo, cada vez más cerca de su arquero Alfredo Cellerino. Pocas llegadas claras, es cierto, pero el dominio del terreno era claro y evidente. El “Depo”, era para disgusto de su público, quien se paraba de contra, el mensaje era claro Boca había venido en busca de los tres puntos. Minuto treinta y nueve, el “pepe” José Manuel se perfila por derecha, que gambeta por afuera, que gambeta por adentro, un corte y una quebrada como en el tango, dejan a Cristian Sosa hecho un nudo y Quiroga va, toque hacia el medio para Fernández, Leandro a un metro del área le mete de derecha, D´Augero en la zona caliente a espaldas de Cellerino, para él va la pelota, Ariel rápido de cabeza y más rápido de reflejos “inventa” un taco que Alfredo compra y en simultaneo, mientras la caprichosa juega con la red, el estadio enmudece, porque el “golazo”, con fantasía incluida ya es un hecho y Boca está arriba en el marcador por uno a cero.
El pitazo de Don Jorge, con un minuto de adicional ordenaba descanso obligado de quince minutos. Mientras mi vista se perdía en la multitud, quería imaginarme los cuarenta y cinco finales. Supuse de antemano, un “tricolor”, avasallante, llevando al rival por delante, como fuera hasta conseguir la igualdad y de ser posible antes de los quince mejor todavía, (pretendiendo leer la cabeza de su técnico el señor Jaime Devicenzi) Y la intención fue exactamente esa, pero Boca sabe a que vino, y Manchafico, Olguín, Barrionuevo y Lucas Fernández se lo hacen saber de inmediato a los hombres del Deportivo. El dominio territorial, sin ser abrumador ni mucho menos, ahora pertenece al local pero se diluye de tres cuartos hacia arriba, con una defensa firme los del medio van plasmando un despliegue enorme y cada pelota se peléa como la última. Boca aprovecha la desesperación del local y comienza a encontrar los espacios, tanto por derecha como por izquierda. Quiroga, gana una pelota dividida y pecando de apuro, le mete de zurda casi pisando el área mayor dilapidando una clara opción de gol. Leandro Fernández, en línea recta desde veinticinco metros le pega un “viandazo” que Cellerino y el horizontal transforman el corner. Se desorienta el “Depo” quiere, pero no puede porque encuentra a un Boca demasiado convencido en lo que hace. Pero no todas las noticias pueden ser buenas, más “cuando un pobre se divierte”, como solía decir mi viejo. Sandoval que pierde una pelota dentro del círculo central, el escurridizo Cúneo la roba y encara vertical hacia Martínez pero está muy lejos, Diego que gira, no lo golpea ni mucho menos, pero ese instinto futbolero, que te traiciona en una fracción de segundos, hacen que lo tome de la camiseta, para que el “ruso” detenga su marcha y caiga, mientras Don Ocaño, registra su segunda amarilla para el capitán xeneize que debe abandonar el campo cuando el 2 x 1 de tarjetas marca roja. Si bien Boca ya conoce esto de estar en desventaja numérica, esta no debería ser la excepción, pero esto es “casi” una final y uno sabe, intuye que la mano no va a venir fácil. Algunos muchachos del “tricolor” han “fundido biela” y Don Jaime hecha mano a los cambios. Don Santiago hace lo propio, Afuera el hombre gol, adentro otro hombre gol, Becerra por D´Augero. Paco ingresa para tener un poco la pelota en el medio, además con él suma marca. Y Cabral pisa ya el césped para directamente hacer un “bloqueo” en el fondo.
“Vamos con cinco más” indica la mano en alto de Don Jorge Ocaño. La hazaña en tierra de Patagones está solo a 300 segundos. El estadio a esta altura se asemeja más a un enorme cementerio que a una cancha de fútbol. Y es más heroico aún, porque Boca juega desde los cuarenta con nueve hombres, porque Lucas Fernández fue “victima” de otra doble amarilla. Minuto cuarenta y siete, desborde por derecha del ruso Cuneo, cierra los ojos y quiere meter un centro, es dentro del área, la pelota hace un pique traicionero y busca maliciosa, la mano de Olguín, no hay o al menos no veo, intención, pero Ocaño, corre raudamente a marcar la “pinta” del penal. Casi una película de suspenso, y el festejo por la sanción, no se hace esperar, explota el estadio, pienso irónicamente.. “El regreso de los muertos vivos” El central Rocha, convierte, no sin antes sufrir al ver que Martínez tocaba la redonda, pero no podía desviarla.
El final de Ocaño, desataba casi una fiesta en el estadio. Sabido es que el “Depo” lleva los dos últimos “pases” ganados por esta vía. Y casualidad o no, se ejecuta en el mismo arco donde supieron festejar desde los doce pasos. Privilegiados espectadores el grupo de hinchas boquenses, que están justo detrás del mismo. Fernández, Manchafico y Eduardo Martínez convierten, Paco Sandoval y el Cholga Olguín fallan. Donato Morel y Gómez aseguran para el Deportivo, pero Eduardo Martínez condena a Rocha e Iogna. La cosa ahora es uno por uno hasta definir. Juan Cruz Cuneo, frente a Martínez, el disparo del “ruso” es acompañado por las manos salvadoras de Eduardo que ya es héroe indiscutido. Becerra va por la gloria del equipo y de derecha estampa la caprichosa en el fondo de la red, Raúl explota de alegría y todo Boca festeja ¡!!! Un malón de casacas azul y oro que emprendieron una loca carrera desde la mitad de la cancha llegan a destino y se abalanzan sobre Becerra, el “Profe” y Rapalín suman su euforia al grupo, las radios tan visitantes como el mismo Boca, gritan para que se sienta en toda Santa Cruz , en Río Gallegos y en especial para el hincha boquense que ha seguido minuto a minuto en la distancia una clasificación tan esperada como merecida.
Boca dejó tierras norteñas promediando las nueve de la noche, llegó con su cansancio a cuestas en las primeras horas de la madrugada. Cuando a esa hora medio Gallegos dormía, la hinchada xeneize, en maravillosa cantidad, le ofrendaba en el aeropuerto un recibimiento tan sincero como emotivo, tan calido como agradecido. Mientras camino por el hall del aeropuerto, veo caras sonrientes, veo ojos humedecidos, mujeres hombres, jóvenes y no tanto, familias e hinchas, mientras me voy con mi equipaje en busca de la salida, pienso, que simple es el fútbol y cuanta alegría puede brindarte, seguramente en el minuto cuarenta y siete muchos lo habrán dado a este Boca por muerto…. prendo mi último “faso” de la noche, y mientras me alejo pienso en este Boca en estos muchachos y mientras una señora, que seguramente no entiende nada de lo que ocurre, me mira al pasar como pidiendo una explicación….."Algunos los creían muertos señora.." le digo.. Pero viven señora… VIVEN!!!
Boca dejó tierras norteñas promediando las nueve de la noche, llegó con su cansancio a cuestas en las primeras horas de la madrugada. Cuando a esa hora medio Gallegos dormía, la hinchada xeneize, en maravillosa cantidad, le ofrendaba en el aeropuerto un recibimiento tan sincero como emotivo, tan calido como agradecido. Mientras camino por el hall del aeropuerto, veo caras sonrientes, veo ojos humedecidos, mujeres hombres, jóvenes y no tanto, familias e hinchas, mientras me voy con mi equipaje en busca de la salida, pienso, que simple es el fútbol y cuanta alegría puede brindarte, seguramente en el minuto cuarenta y siete muchos lo habrán dado a este Boca por muerto…. prendo mi último “faso” de la noche, y mientras me alejo pienso en este Boca en estos muchachos y mientras una señora, que seguramente no entiende nada de lo que ocurre, me mira al pasar como pidiendo una explicación….."Algunos los creían muertos señora.." le digo.. Pero viven señora… VIVEN!!!