11 septiembre 2006

Javier Castrilli en Caleta Olivia.


El sheriff marcó su territorio
A través de una iniciativa de la secretaría de Cultura, el viernes se produjo la llegada de Javier Castrilli, ex árbitro internacional y actual integrante de la Comisión de Seguridad, quien realizó una charla abierta en la confitería Clásicos.

Los temas abordados fueron varios. Castrilli vertió conceptos sumamente interesantes referentes al área deportiva, social y educativa.
Uno de los temas sobre el que más se hizo hincapié fue la violencia en el fútbol. En tal sentido Castrilli dijo que “lamentablemente vivimos descontextualizando el tema de la violencia en el fútbol, no sabemos brindarle primero la dimensión y ubicarlo en espacio y tiempo.
La problemática de la violencia en el fútbol no es que se circunscribe en Buenos Aires, sino en lugares del interior también. En mis 34 años en el fútbol he recorrido desde Orán hasta Tierra del Fuego y también he tenido a suerte de vivir en otros países experiencias futbolísticas”.
El ex colegiado destacó que el tema no es que el fútbol sea un ámbito separado de nuestra sociedad, la violencia está instalado en todos lados.
“También se confunde cuando se señala que erradicando a los barrabravas se va a eliminar la violencia de las canchas; de ninguna manera, basta recordar el episodio en la Bombonera, cuando Boca enfrentó a Chivas de Guadalajara que un simpatizante saltó de la platea para agredir al jugador Bofo Bautista, y e este caso la barrabrava no se metió fue un plateísta de una posición económica solvente. Lo mismo ocurrió en un Vélez vs. Boca también por disturbios generados desde la platea.
Entonces comenzamos a analizar y nos damos cuenta que tenemos violencia en la escuela, en la familia, tenemos desempleo, desnutrición crónica, exclusión social”.
De lo expuesto anteriormente Castrilli manifestó que esto no ha ocurrido por generación espontánea sino producto de un largo proceso de despropósitos en Argentina. Ningún error de un árbitro por grosero que sea puede justificar algún hecho de violencia. Es un partido de fútbol y no se puede poner la vida y la salud de por medio. “Como puede ser que desde algún lugar se imaginen que una persona puede tirar una piedra atentando contra la humanidad de una persona, porque un juez se equivocó en un fallo deportivo. Partiendo de esa base, después podemos admitir que determinados fallos arbitrales pueden llegar a genera disconformismo entre jugadores y públicos, pero no a tal extremo de violencia.”

Líneas arbitrales
En tal sentido Castrilli dijo que “desde el inicio de la carrera soy consciente que al trabajar en público uno debe aceptar cualquier tipo de crítica o de valoración de lo que uno produce antes como árbitro y ahora como funcionario. Desde ese lugar, siendo árbitro, creo que una de las características más importantes que puede llegar el descontrol de la mente humana es la previsibilidad, algo para mí sumamente relevante a punto tal que ante la ausencia de límites o bien la incertidumbre de que no va existir ningún tipo de sanción uno se ve con impunidad”.
La prepotencia de los poderosos y esa sensación de impunidad lleva a avasallar derechos adquiridos, contemplados por el marco normativo. “Esa previsibilidad es la que garantiza que se cumpla las reglas porque uno sabe desde lo individual hasta lo colectivo que es lo que va a ocurrir si uno se cumple con el reglamento. Otros consideran al arbitraje con otros conceptos y hay que también respetarlos y aceptarlos”.
Sobre el particular Castrilli mencionó que con estos criterios algunos señalan que las agarradas dentro del área son penales menores que no se tienen que sancionar. “Algo que es erróneo porque si se tienen que sancionar y acá está la famoso interpretación del arbitro, donde en ese sentido el reglamento es claro en estos aspectos.
Es una de las causales el reglamento dice sujetar a adversario, no importa que sea con dos dedos, la mano, un brazo y eso es tiro libre directo. Como puede ser que la misma infracción en el centro del campo de juego se cobre y adentro del área chica no, siendo que lo que quiera la FIFA en pos de mejorar el espectáculo que hallan más goles”.
Al respecto Castrilli propuso un debate público entre las dos líneas arbitrales para ver quien tiene razón. “Desde hace que tiempo que escuchó en distintas charlas de café, hasta cuando se van a dejar de agarrar dentro del área, la protesta de los jugadores. La otra parte dice que de esta manera por partido se van a sancionar 300 penales y no es así porque cuando se sanciona una vez los jugadores se van a cuidar a comentar tal infracción”.

Mensaje nefasto desde el fútbol
Uno de los aspectos que más lo preocupa a Castrilli tiene que ver con el mensaje que emerge desde el fútbol para nuestra vida diaria. Donde las reglas no se respetan y se quiere sacar ventaja al respecto. “Desde los medios masivos se dan estos detalles y nuestros niños y adolescentes lo están consumiendo.
Vemos como se violan las leyes, afloran la impunidad, como personas y equipos obtienen triunfos fuera del reglamento y esto no es verdadero ejemplo de corrupción, cuál es el ejemplo que le dejan a los chicos. Las estrellas de fútbol se pintan el pelo, o se colocan aros y los chicos repiten estos actos.
Entonces los jóvenes dicen que si ir por izquierda, no respetar el prójimo, si hacer la trampa te lleva al éxito, poder, dinero, si ése es el camino no se va por la buena senda”.
La idea es aprovechar este deporte tan popular para dar mensajes positivos que estimulen y acrecienten el espíritu democrático en el individuo.

El Mundial
A la hora de analizar el arbitraje del mundial, Castrilli, mencionó que salvo los sudamericanos, caso Elizondo y el uruguayo Larrionda el resto fue lamentable. “Este certamen sirvió para demostrar la debacle del arbitraje europeo, donde la UEFA tendrá que seleccionar de otra forma a sus representantes porque tuvieron un bajo nivel”.
A la hora de señalar porque determinó no arbitrar más, Javier Castrilli dijo que “la verdad que me peleé con todos. No podía terminar de entender como árbitros formados de tanta experiencia y me denunciaban por teléfonos cosas que se decían del colegio de árbitros, salí en defensa de ellos porque eran del ascenso y ahora son internacionales, en virtud de esa responsabilidad hice llegar mi queja a los organismos correspondientes y no me dieron cauce al pedido”.

La Prensa de Santa Cruz - Caleta Olivia

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