“Llegamos hasta acá... nos resta un paso más y estamos en condiciones de seguir...” es en palabras más palabras menos el pensamiento de los dirigentes, integrantes del cuerpo técnico y los jugadores a pocas horas del choque decisivo para las aspiraciones del “depo”.
Uno de los referentes del plantel nos dijo “no nos sirve clasificar solamente, queremos ser primeros...” y esa referencia que podría llegar a sonar antipática, no es producto de una actitud que vaya en desmedro del rival de turno, el buen equipo de Banfield de Puerto Deseado y además el único que lo venció en el partido de ida, ni de una exagerada valoración de sus posibilidades, sino producto de la seguridad y tranquilidad del deber cumplido y de la confianza en que el resultado será la consecuencia del esfuerzo individual en una competencia se conjunto.
Por eso el entrenamiento de fútbol plantó dos equipos con la mira puesta en el arco de enfrente, pudiendo verse un pasaje por la mitad del campo a toda velocidad y a los “de arriba y a los volantes” apareciendo repetidas veces libres en posición de gol.
Se pudo ver a Aybar mejor que nunca aunque sigue buscando su mejor forma, a Edsberg complicando a todos, al “Toti” Prieto “enchamigado” con la red, al incansable Soto yendo a todas y ganando y perdiendo, pero yendo a la que sigue y a la otra y a la otra y se hace rueda de auxilio para todos, a un “chapita” González enchufado y eso es bueno porque contagia y mucho hace jugar, Pintos le puso el candado al lateral y no-solo brinda salida sino proyección, seguridad y confianza, el “Bocha” Bochatey está volviendo a convertirse en titular indiscutible y hace fácil hasta los “ladrillos” que le tiran y Hourcade puso “una aduana” en el medio donde además le sobra para ordenar y correr a todos en un despliegue que es difícil de seguir.
Carlos Soto, el DT, desde la mitad de la cancha se limita a cobrar alguna falta exagerada y luego “deja jugar” porque “los jugadores se saben el libreto... son los mismos de siempre... vienen jugando hace mucho y están convencidos en sí mismos y eso les hace bien... podrán ganar, empatar o perder, pero son los dueños del resultado... es muy difícil enfrentar a un equipo como este...”.
De todos modos, Soto no la tiene “tranqui”.
Tiene afuera al “pájaro” Nahuelanca (foto) “pa rato”, a Seguel “que se le salió la cadena en San Julián”, a Willi (Edsberg) acomodando los pedazos, al “Chapita” abollado por todos lados, a Mundet (foto) “casi, casi descartado”, a Muñoz “con lámpara en la ingle porque le tiró”, a Aybar “por la mitad”, a Nelson (Jara) “pisado en la pierna” y así una verdadera “enfermería” que deberá contemplar al momento de “armar los once”.
Con las sombras de la noche, termina una nueva jornada de trabajo, (de este, en el fútbol, y del otro, en el petróleo) y cada vecino de Sarmiento (disfrazados de dirigentes, jugadores e hinchas) se irá buscando la calidez de su hogar y su familia y cuando se entreguen al descanso, verán que su sueño esta cerca y el resultado cabalga en una nube que lentamente se desliza por las laderas del San Bernardo, baja hasta el estadio “Pampa” Zaldúa y explota en alegría el domingo por la tarde.
Vayamos a su encuentro...
Uno de los referentes del plantel nos dijo “no nos sirve clasificar solamente, queremos ser primeros...” y esa referencia que podría llegar a sonar antipática, no es producto de una actitud que vaya en desmedro del rival de turno, el buen equipo de Banfield de Puerto Deseado y además el único que lo venció en el partido de ida, ni de una exagerada valoración de sus posibilidades, sino producto de la seguridad y tranquilidad del deber cumplido y de la confianza en que el resultado será la consecuencia del esfuerzo individual en una competencia se conjunto.
Por eso el entrenamiento de fútbol plantó dos equipos con la mira puesta en el arco de enfrente, pudiendo verse un pasaje por la mitad del campo a toda velocidad y a los “de arriba y a los volantes” apareciendo repetidas veces libres en posición de gol.
Se pudo ver a Aybar mejor que nunca aunque sigue buscando su mejor forma, a Edsberg complicando a todos, al “Toti” Prieto “enchamigado” con la red, al incansable Soto yendo a todas y ganando y perdiendo, pero yendo a la que sigue y a la otra y a la otra y se hace rueda de auxilio para todos, a un “chapita” González enchufado y eso es bueno porque contagia y mucho hace jugar, Pintos le puso el candado al lateral y no-solo brinda salida sino proyección, seguridad y confianza, el “Bocha” Bochatey está volviendo a convertirse en titular indiscutible y hace fácil hasta los “ladrillos” que le tiran y Hourcade puso “una aduana” en el medio donde además le sobra para ordenar y correr a todos en un despliegue que es difícil de seguir.
Carlos Soto, el DT, desde la mitad de la cancha se limita a cobrar alguna falta exagerada y luego “deja jugar” porque “los jugadores se saben el libreto... son los mismos de siempre... vienen jugando hace mucho y están convencidos en sí mismos y eso les hace bien... podrán ganar, empatar o perder, pero son los dueños del resultado... es muy difícil enfrentar a un equipo como este...”.
De todos modos, Soto no la tiene “tranqui”.
Tiene afuera al “pájaro” Nahuelanca (foto) “pa rato”, a Seguel “que se le salió la cadena en San Julián”, a Willi (Edsberg) acomodando los pedazos, al “Chapita” abollado por todos lados, a Mundet (foto) “casi, casi descartado”, a Muñoz “con lámpara en la ingle porque le tiró”, a Aybar “por la mitad”, a Nelson (Jara) “pisado en la pierna” y así una verdadera “enfermería” que deberá contemplar al momento de “armar los once”.
Con las sombras de la noche, termina una nueva jornada de trabajo, (de este, en el fútbol, y del otro, en el petróleo) y cada vecino de Sarmiento (disfrazados de dirigentes, jugadores e hinchas) se irá buscando la calidez de su hogar y su familia y cuando se entreguen al descanso, verán que su sueño esta cerca y el resultado cabalga en una nube que lentamente se desliza por las laderas del San Bernardo, baja hasta el estadio “Pampa” Zaldúa y explota en alegría el domingo por la tarde.
Vayamos a su encuentro...
Por Mariano Paura desde Sarmiento.
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