05 junio 2007

Los chicos del Evita la pelean por tener un club propio

Cuántas historias de vida se pueden contar a través del fútbol y cuántos personajes ligadas a ellas se pueden encontrar en cada rincón de esta capital. Algunas de esas vivencias o anécdotas, quizás poco conocidas, merecen salir a la luz para que se vea la otra realidad de las que muchos parecieran no estar al tanto.
Por Héctor Mansilla

Es que el fútbol en los barrios siempre ha sido y será por excelencia, el deporte rey, el abanderado de los más pobres, y de los niños, la musa inspiradora para grandes sueños, que se han gestado y se han hecho realidad detrás de una cancha de tierra, a veces casi sin arcos y olvidada de todos. Los niños y personajes tejen a través de él una alianza única e inseparable que a veces tiene su continuidad en el tiempo.
Dar a conocer el esfuerzo que vienen haciendo un grupo de padres y niños del barrio Evita, en la conformación del club que lleva el mismo nombre, su lucha por cambiar y por tener un futuro esperanzador a través del fútbol y de los niños.
Claro que el fútbol para los niños, en muchos casos, ha sido el reemplazo del pan diario que a veces no llega a la mesa en los sectores más humildes.
Esta realidad no se circunscribe solo a las grandes urbes como Capital Federal, Rosario o Córdoba, sino que éstas semejanzas afloran en cada rincón de nuestra Argentina, y para no ir tan lejos, basta acercarse a uno de los barrios más populosos de Río Gallegos, el barrio Evita, donde un grupo de niños a diario practica el deporte más lindo del mundo.
Los protagonistas de esta nota podrían ser Julián, Facundo, Juan, Carlos pero quisimos ir al porqué de esta nota.

El contexto
El centro de esta historia tiene como protagonistas a un grupo de padres y niños, es una historia cargada de sacrificios en un sector, del que muchos han catalogado como el más conflictivo de la capital, como lo es el barrio Evita.
Pero quizás para luchar contra ese “mote” es que desde hace un tiempo atrás, mediante el fútbol, surgió una manera de torcer la historia de muchos de los niños de esa extensa barriada.
Sin herir susceptibilidades, pero siendo realista, a nadie escapa que el sector noreste de Río Gallegos, y que tiene como eje principal al barrio Evita en el último decenio, ha tenido un importante crecimiento demográfico, el cual muchas veces no ha ido acompañado por la responsabilidad social de la dirigencia política.
Y en muchos casos esa falta de todo, se suplanta con el fútbol.
Pero nuestra historia nos lleva a una cancha de tierra, como las que abundan en esta capital, es la que alimentan sueños de chicos detrás de una pelota, desgajada o de goma , pero cargada de dignidad y de humildad, pero con sueños de crecer y de generar esperanzas y de torcer un destino.

Una historia tras el balón
Pero para saber de que se trata la historia que nos ocupa nos dirigimos al mismo corazón del barrio Evita donde, a pesar del frío que comenzaba arreciar, pasadas las cinco de la tarde, cerca de treinta niños despuntaban el vicio del fútbol jugando un picado, mientras su técnico, les indicaba que se aprestaran a seguir la rutina de entrenamientos con una pelota gastada y sin gajos. El escenario, un humilde baldío que oficia de cancha de fútbol, frente a la comisaría sexta, a una iglesia y un colegio.
Eduardo Toledo y un grupo de veinte niños, de edades comprendidas entre los siete y once años, gambeteaban y hacían fintas en un improvisado entrenamiento.
Todo este cuadro tenía como técnico o coordinador a Eduardo Toledo, jugador del plantel de Básquet en sillas de ruedas, quién se ha criado desde niño en dicho barrio y que conoce al dedillo las necesidades de sus pares del lugar.
Amablemente este personaje comentó a TiempoSur el por qué de esta movida del fútbol en dicho lugar al manifestar "estamos contentos con este proyecto que surgió desde la comisión de padres del Club Social y Deportivo Barrio Evita, nuestro objetivo es que los chicos que tienen cualidades para jugar y no tienen disponibilidad de traslado y dinero, por así decirlo, para entrenar en otros clubes, le estamos dando para adelante y espero que todo vaya bien".
Las metas por ahora son simples para este puñado de sueños que alberga la naciente institución, la cual pasa por estos días por estar participando del tradicional encuentro de fútbol infantil "Luchito 2007" y el próximo desembarco en los torneos infantiles de fútbol de salón que organiza AFUSA, donde se busca hacerlo con la mayor cantidad de niños en dos equipos.
Conscientes de que el dinero es su principal obstáculo a vencer es que, para participar de los equipos de la joven institución, no se cobra inscripción, es totalmente gratis.
Uno de los anhelos primordiales del entrenador pasa por conseguir un lugar techado donde hacer fútbol con los niños, habida cuenta de la temporada invernal, donde Toledo manifestó "queremos conseguir un lugar bajo techo donde entrenar. Por el tema climático no podemos hacerlo cuando llueve y el piso es de arcilla y se complica. A veces nos prestan el gimnasio Lucho con los más chicos, con la categoría mayores cuando el tiempo está bueno entrenamos afuera".
Un total de 60 chicos en la actualidad entrenan a diario en la impiadosa cancha ubicada en el corazón del barrio Evita.

Necesidades
En torno a las necesidades que tiene hoy por hoy la joven institución barrial Toledo agregó que "primero necesitamos un lugar para entrenar cerrado, estamos esperando las instalaciones de la escuela 61, más allá de esto estamos necesitando camisetas, balones y otros elementos deportivos, los mismos chicos a veces tienen que traer sus pelotas para entrenar, comenzamos con esta actividad porque en un principio no teníamos un club en el barrio y si queríamos jugar lo debíamos hacer a un lugar lejano, entonces por eso comenzamos con este proyecto donde varias personas nos acompaña así como algunos comercios del barrio".
Al finalizar la nota el entrevistado de esta historia expresó "Son pocos los que se acercan ayudar al barrio y queremos que la gente sepa que acá hay chicos que solo quieren jugar al fútbol en un lugar acorde".

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