Cuando las emociones fuertes comienzan a aplacarse y el cansancio y la satisfacción toman por asalto a los protagonistas de una tarde en la que se hizo historia y sus ojos lentamente se van cerrando, comienzan a jugar las imágenes, ya convertidas en recuerdos.
Para el “pájaro” Oscar Nahuelanca todo es felicidad y “tendrá algo para contar” cuando allá a lo lejos esto deje de ser la actualidad y pase a ser el “allá lejos en el tiempo”.
Mientras tanto Andrea (su esposa) y sus hijos Oscar (“pajarito”) de 8 años y Fernando de 5 años, le acarician “las medallas” que le dejó en las piernas el partido.
El domingo “Pajarito” dejó el tendal en cada incursión de media cancha para adelante, aprovechando su velocidad, que “a veces me juega en contra” reconoce y por eso no extrañó que a los 26 minutos del primer tiempo, abriera no sólo el marcador del partido, sino la página de la historia del “depo” con el primer gol en un Torneo Argentino.
Mientras se abrazaba con sus compañeros y colaboradores al costado de la manga, en la tribuna su esposa Andrea, su mamá Ana, los soles de Oscar y Fernando, los familiares y amigos, también festejaban “su gol”, el gol del “pájaro”, el gol de la familia, el gol de su papá Francisco, un poquito más lejos en la tribuna, pero más cerca que nunca.
Oscar Eduardo Nahuelanca, porque el “pájaro” tiene nombre, es uno de siete hermanos varones, nació un 4 de junio del año 81 y comenzó a “pegarle a la redonda” en su barrio, el 21 de junio” y pasó por los equipos de la Liga de los Barrios, hasta que hace poco más de un año, este geminiano llegó al “depo” para aportar su esfuerzo y colaboración.
Un esfuerzo que comienza a las 5 y media de la mañana con unos mates y la salida hacia una empresa constructora que trabaja en la explotación petrolera hasta las 6 de la tarde y luego de esas largas 12 horas, se lo puede ver entusiasmado porque “va a entrenar” por otro par de horas más, en una historia que se repite en casi todo el plantel del “depo” que está armado “con los muchachos de acá que se ganaron el derecho” y esa decisión habla de una genuina política de incentivo deportivo que las autoridades del club llevan a cabo.
“Ellos se la ganaron… ellos se la juegan…” se escucha decir…
El “pájaro” dice “amar esta camiseta” aunque el rojo y blanco no son colores que le caigan bien, habida cuenta su pasión por el Club Boca Juniors con el que “nos cansamos de ganar todo…”.
Este es el “señor” que una tarde de enero, con más de 33º de temperatura, a los 26 minutos del primer tiempo hizo olvidar cualquier otra circunstancia…
…comenzó corriendo, se abrió hacia la izquierda, espero la salida del buen arquero Oitaben de Racing de San Julián y con toque suave, depositó la pelota en la red, la fue a buscar y se abrazó con todos sus compañeros…
Cuando terminó y volvía miró a la derecha… y allá arriba protegidos con una sombrilla “todos sus amores” lo saludaban…
Se le escapó una lágrima… “culpa de los apretones” dijo…
Vio que los hombre también lloran… y… los pájaros, lo sabía?.
Bienvenido a la historia Oscar Eduardo Nahuelanca….
Te esperamos en otra página…
Para el “pájaro” Oscar Nahuelanca todo es felicidad y “tendrá algo para contar” cuando allá a lo lejos esto deje de ser la actualidad y pase a ser el “allá lejos en el tiempo”.
Mientras tanto Andrea (su esposa) y sus hijos Oscar (“pajarito”) de 8 años y Fernando de 5 años, le acarician “las medallas” que le dejó en las piernas el partido.
El domingo “Pajarito” dejó el tendal en cada incursión de media cancha para adelante, aprovechando su velocidad, que “a veces me juega en contra” reconoce y por eso no extrañó que a los 26 minutos del primer tiempo, abriera no sólo el marcador del partido, sino la página de la historia del “depo” con el primer gol en un Torneo Argentino.
Mientras se abrazaba con sus compañeros y colaboradores al costado de la manga, en la tribuna su esposa Andrea, su mamá Ana, los soles de Oscar y Fernando, los familiares y amigos, también festejaban “su gol”, el gol del “pájaro”, el gol de la familia, el gol de su papá Francisco, un poquito más lejos en la tribuna, pero más cerca que nunca.
Oscar Eduardo Nahuelanca, porque el “pájaro” tiene nombre, es uno de siete hermanos varones, nació un 4 de junio del año 81 y comenzó a “pegarle a la redonda” en su barrio, el 21 de junio” y pasó por los equipos de la Liga de los Barrios, hasta que hace poco más de un año, este geminiano llegó al “depo” para aportar su esfuerzo y colaboración.
Un esfuerzo que comienza a las 5 y media de la mañana con unos mates y la salida hacia una empresa constructora que trabaja en la explotación petrolera hasta las 6 de la tarde y luego de esas largas 12 horas, se lo puede ver entusiasmado porque “va a entrenar” por otro par de horas más, en una historia que se repite en casi todo el plantel del “depo” que está armado “con los muchachos de acá que se ganaron el derecho” y esa decisión habla de una genuina política de incentivo deportivo que las autoridades del club llevan a cabo.
“Ellos se la ganaron… ellos se la juegan…” se escucha decir…
El “pájaro” dice “amar esta camiseta” aunque el rojo y blanco no son colores que le caigan bien, habida cuenta su pasión por el Club Boca Juniors con el que “nos cansamos de ganar todo…”.
Este es el “señor” que una tarde de enero, con más de 33º de temperatura, a los 26 minutos del primer tiempo hizo olvidar cualquier otra circunstancia…
…comenzó corriendo, se abrió hacia la izquierda, espero la salida del buen arquero Oitaben de Racing de San Julián y con toque suave, depositó la pelota en la red, la fue a buscar y se abrazó con todos sus compañeros…
Cuando terminó y volvía miró a la derecha… y allá arriba protegidos con una sombrilla “todos sus amores” lo saludaban…
Se le escapó una lágrima… “culpa de los apretones” dijo…
Vio que los hombre también lloran… y… los pájaros, lo sabía?.
Bienvenido a la historia Oscar Eduardo Nahuelanca….
Te esperamos en otra página…
Por Mariano Paura desde Sarmiento.
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