Boca RG volvió a perder en el Defensores del Carmen, esta vez ante el Huracán comodorense por dos tantos contra cero. Oscar Marchant en el final de la primera parte y Diego Rubilar cuando moría el partido, sellaron la suerte del xeneize. Boca no encontró a los largo de los noventa minutos un patrón de juego y sus esporádicas llegadas solo fueron producto de la suma de voluntades. Río Gallegos mira desde el fondo de la tabla a sus rivales. Habrá que barajar y dar de nuevo.
Mi llegada al Defensores es tempranera, a poco más de una hora del inicio del partido, la presencia de periodistas locales y visitantes, directivos del Xeneize y del Globo y la policía encargada de la seguridad del espectáculo, son mayoría ante los pocos y casi ausentes hinchas que por esta hora visitan el “Nido de las Águilas”. Un palpito erróneo de mi parte de pensar que no vendría nadie a la cancha, porque minutos antes del pitazo de Don Pedro Quijano, las tribunas tenían una cantidad de público interesante. Llena, ni soñemos…. pero el hincha sigue tirando unas fichitas de confianza a este Boca que aún sueña, porqué no, meterse entre los dos primeros y clasificar. Para ello deberá hoy quedarse con los tres puntos, los muchachos lo saben de ante mano. Ya se conoce el resultado del líder del torneo. El Deportivo Madryn ya tiene su partido cerrado y con derrota a manos del Deportivo Roca. Pero el rival a vencer en el Defensores del Carmen es nada más y nada menos que Huracán. El globo llega a nuestra ciudad sin puntos en su haber, pero despreocupado por ellos ya que tiene el “as” de espada en la manga: su clasificación en el Apertura.
Lesiones varias y la ida de algunos jugadores, hacen que la visita, vaya moldeando su equipo, por lo que don Portalau, el técnico del globito, pone en campo a Daniel Sciutti en la valla. Ocampo, Tromer, Franco Aibar y Damian Gutiérrez en defensa. Barrera por derecha, Subiabre y Maxi Díaz por el medio y Oscar Marchant por izquierda. Romano y el gigante Rubilar en ataque. Gambini, si bien no está en la banca por haber sido expulsado el último domingo en Neuquén, confía en Bucci bajo los tres palos. Línea de tres en el fondo, con Espinoza, Del Río y Magnago. La mitad de la cancha para Santiago Sandoval por derecha, doble cinco con Juan Manuel Genín y Diego Sandoval, apareciendo por izquierda Quiroga. Lucas Ceballos va como enganche y Sequeira y Etchemaite son los puntas. Diez minutos pasadas las seis de la tarde Don Quijano pita y marca el arranque del partido. Viento a favor de la visita predispone a un globo intentando desde el arranque ganar metros en campo rival. Para ello confía a ciegas en su capitán, Martín Subiabre, que se para en el círculo central y entiende bien por las claras que cuando hay viento es necesario ponerla contra el piso. Se permite la gambeta corta, desaira uno o dos rivales y toca por lo general a quien no sufra de marcas. Para ello cuenta con un Marchant que se vuelca por izquierda y comienza a ganar las espaldas de Santiago Sandoval, que juega de mitad de cancha hacia delante, por lo que Oscar tiene camino libre al menos hasta llegar a la marca de Espinoza. Marchant intenta por lo general con pelota dominada buscar en diagonal, hacia adentro a fin de agarrar a contrapiena a Espinoza y la combinación con Rubilar o Romano no se hacen esperar. Boca en mitad de cancha tenía en Diego Sandoval un perro de caza en esto de marcar, y recuperada la bocha su juego era rápido en el toque. Genín, no le encontraba la vuelta, le costaba horrores la marca y en la suma del debe y el haber perdía más de las que ganaba ante el experimentado Subiabre. La lectura de mi parte en cuanto a la posición de Quiroga, no la entendí en el arranque del partido, menos aún pude comprenderla a medida que el reloj marcaba su trayectoria. En la marca perdía, y si bien ponía una voluntad enorme terminaba casi al lado de Magnago como un “doble” tres. Yo al menos lo prefiero delantero. Si estaba puesto para ser carrilero por izquierda, era para mi visión imposible, porque Boca elegía casi tozudamente por izquierda y por allí aparecían Ceballos, Etchemaite y Sequeira, los tres por el mismo sector. Si la idea era llevarse todas las marcas por ahí para allanar el camino de Santiago Sandoval que entrara por derecha, entonces le faltó algo al libreto, porque nunca la cambiaban. Sin ser descollante ni mucho menos, Huracán sabía a que jugaba y al menos intentaba eso. Boca comenzaba a ser una suma de voluntades, encaprichada en algunos momentos por el egoísmo. Dato fiel de lo que marco es la subida impecable por derecha de Santiago Sandoval (Del las contadas que tuvo en la primera parte) que termina en un disparo fuerte y desviado, cuando Etchemaite y Sequeira se relamían dentro del área a la espera de un pase que nunca llegó.
Dentro de esa desprolijidad boquense, supo “pintar” algo, cuando por fin se decidió a poner la pelota contra el piso, juntarse a uno o dos toques y con tan poco, pero con tan poco, allí supo inquietar a Sciutti, que resolvió bien ante Etchemaite y Espinoza, y fue privilegiado espectador cuando un remate desde fuera del área y en línea recta de Quiroga la pelota pasó a centímetros de su caño izquierdo. La etapa se iba, el empate en cero, hasta le diría que le caía bien al partido, pero el minuto cuarenta y cinco hay que jugarlo. El disparo seco en línea recta que encuentra a Bucci bien ubicado pero la bocha va potente, Cristian da rebote hacia su derecha, el grandote Rubilar que esta atento, la toma engancha y antes de darle de derecha, decide sobre la marcha entregarla a Marchant que viene de frente. El disparo de Oscar va inexorablemente a dormirse entre los pilones del xeneize, para cerrar la etapa con un uno a cero en favor de Huracán.
Largamente pasados los quince de descanso, para el ingreso de Boca. Me permití imaginarme a Don Gambini con “champú” en mano. Sin cambos en ambas partes, y con Boca a favor del viento arrancaba la complementaria.
Y ni bien Quijano marcó inicio, el xeneize pisó campo rival. Pero el ímpetu que trajo el entretiempo no daba mejorías en cuanto a lo futbolístico. Sí quizás se agigantaron las voluntades, las ganas, la entrega pero Boca seguía sin encontrar juego. Avanzaba en campo sí, pero avanzar no es sinónimo de atacar. Huracán se descuida por derecha el centro pasado llega al pecho de Quiroga y el derechazo de José Manuel pasa lamiendo el poste izquierdo de Sciutti, creo a la larga, la más clara. Porque después Boca tuvo solo escaramuzas dentro del área donde las montoneras de casacas azules contra las rojas, llevaban al globo a meterla de punta y para arriba. Los minutos pasan, la gente se impacienta y los muchachos comienzan a ser victima de los nervios, de la impotencia de querer y no poder, de intentar pero no llegar. Huracán se siente cómodo de contra, y le da a Rubilar y Romano juego libre para cuando la tomen, encarar y gambetear hacia delante, esa es la idea. Pero cada intento muere ante la presencia del “Wicha” Del Río y Cristian Espinoza, impasables, insobornables en el fondo. Adentro Gustavo Díaz para tener toque y salida limpia desde el medio aprovechando que el globo ha bajado hombres y tiene ahora una doble línea de cuatro en defensa. Adentro también el “palomo” Benítez buscando peso ofensivo en el área. Portalou hace correcta lectura del partido. “Si se vienen en malón pongamos entonces más defensa” y al campo van Guitlein y Folmer. El globo cuando puede, la pone lejos del arco de Sciutti, y cada lateral o pelota detenida en su favor sirve para ganar tiempo de reloj. Boca ya está resignado a no quedarse con los tres puntos, pero no se resigna al empate, va prácticamente a ciegas al estilo “A la carga Barracas”. Lucas Ceballos, es casi el encargado de cada ataque con una voluntad enorme, pero choca una y otra vez contra la defensa comodorense. Se cumple el tiempo reglamentario, Boca esta en ataque, desordenado como casi toda la tarde, pero en ataque al fin. El globo esta agazapado esperando la chance de una contra, y la contra llega. El pelotazo largo para Barrera, la corrida del ocho visitante es firme y segura, pasa la línea media y no baja velocidad, como si fuera un “Mirage”, va escoltado a ambos lados; Romano va por derecha, Rubilar levemente por izquierda, son tres que atacan y dos que defienden. La bocha cambia de mano en tres cuartos de ataque “Hasta aquí llego yo” parece decir Barrera, que se la sirve al gigante numero nueve. Rubilar va contra el área, un quiebre de cintura, para demostrar que de torpe no tiene nada, lo deja de frente y en soledad ante Bucci, el derechazo de Diego es seco, seguro y lleva destino claro de red, la caprichosa entra lenta y duele, es casi como una puñalada al once boquense y todos los hinchas que al ver como ya festeja Rubilar con sus compañeros, abandona en masa el Defensores del Carmen. Poco importaban ya los tres adicionados por Don Quijano. El pitazo final ponía a Boca en el fondo de la tabla compartida con su vencedor de esta tarde. Huracán se va “chocho” de la vida, suma los tres primeros puntos del torneo, mete a Boca en un lío bárbaro y sabe, intuye que hoy el Globo, le ha dado un nuevo cachetazo a la ilusión xeneize.
Mi llegada al Defensores es tempranera, a poco más de una hora del inicio del partido, la presencia de periodistas locales y visitantes, directivos del Xeneize y del Globo y la policía encargada de la seguridad del espectáculo, son mayoría ante los pocos y casi ausentes hinchas que por esta hora visitan el “Nido de las Águilas”. Un palpito erróneo de mi parte de pensar que no vendría nadie a la cancha, porque minutos antes del pitazo de Don Pedro Quijano, las tribunas tenían una cantidad de público interesante. Llena, ni soñemos…. pero el hincha sigue tirando unas fichitas de confianza a este Boca que aún sueña, porqué no, meterse entre los dos primeros y clasificar. Para ello deberá hoy quedarse con los tres puntos, los muchachos lo saben de ante mano. Ya se conoce el resultado del líder del torneo. El Deportivo Madryn ya tiene su partido cerrado y con derrota a manos del Deportivo Roca. Pero el rival a vencer en el Defensores del Carmen es nada más y nada menos que Huracán. El globo llega a nuestra ciudad sin puntos en su haber, pero despreocupado por ellos ya que tiene el “as” de espada en la manga: su clasificación en el Apertura.
Lesiones varias y la ida de algunos jugadores, hacen que la visita, vaya moldeando su equipo, por lo que don Portalau, el técnico del globito, pone en campo a Daniel Sciutti en la valla. Ocampo, Tromer, Franco Aibar y Damian Gutiérrez en defensa. Barrera por derecha, Subiabre y Maxi Díaz por el medio y Oscar Marchant por izquierda. Romano y el gigante Rubilar en ataque. Gambini, si bien no está en la banca por haber sido expulsado el último domingo en Neuquén, confía en Bucci bajo los tres palos. Línea de tres en el fondo, con Espinoza, Del Río y Magnago. La mitad de la cancha para Santiago Sandoval por derecha, doble cinco con Juan Manuel Genín y Diego Sandoval, apareciendo por izquierda Quiroga. Lucas Ceballos va como enganche y Sequeira y Etchemaite son los puntas. Diez minutos pasadas las seis de la tarde Don Quijano pita y marca el arranque del partido. Viento a favor de la visita predispone a un globo intentando desde el arranque ganar metros en campo rival. Para ello confía a ciegas en su capitán, Martín Subiabre, que se para en el círculo central y entiende bien por las claras que cuando hay viento es necesario ponerla contra el piso. Se permite la gambeta corta, desaira uno o dos rivales y toca por lo general a quien no sufra de marcas. Para ello cuenta con un Marchant que se vuelca por izquierda y comienza a ganar las espaldas de Santiago Sandoval, que juega de mitad de cancha hacia delante, por lo que Oscar tiene camino libre al menos hasta llegar a la marca de Espinoza. Marchant intenta por lo general con pelota dominada buscar en diagonal, hacia adentro a fin de agarrar a contrapiena a Espinoza y la combinación con Rubilar o Romano no se hacen esperar. Boca en mitad de cancha tenía en Diego Sandoval un perro de caza en esto de marcar, y recuperada la bocha su juego era rápido en el toque. Genín, no le encontraba la vuelta, le costaba horrores la marca y en la suma del debe y el haber perdía más de las que ganaba ante el experimentado Subiabre. La lectura de mi parte en cuanto a la posición de Quiroga, no la entendí en el arranque del partido, menos aún pude comprenderla a medida que el reloj marcaba su trayectoria. En la marca perdía, y si bien ponía una voluntad enorme terminaba casi al lado de Magnago como un “doble” tres. Yo al menos lo prefiero delantero. Si estaba puesto para ser carrilero por izquierda, era para mi visión imposible, porque Boca elegía casi tozudamente por izquierda y por allí aparecían Ceballos, Etchemaite y Sequeira, los tres por el mismo sector. Si la idea era llevarse todas las marcas por ahí para allanar el camino de Santiago Sandoval que entrara por derecha, entonces le faltó algo al libreto, porque nunca la cambiaban. Sin ser descollante ni mucho menos, Huracán sabía a que jugaba y al menos intentaba eso. Boca comenzaba a ser una suma de voluntades, encaprichada en algunos momentos por el egoísmo. Dato fiel de lo que marco es la subida impecable por derecha de Santiago Sandoval (Del las contadas que tuvo en la primera parte) que termina en un disparo fuerte y desviado, cuando Etchemaite y Sequeira se relamían dentro del área a la espera de un pase que nunca llegó.
Dentro de esa desprolijidad boquense, supo “pintar” algo, cuando por fin se decidió a poner la pelota contra el piso, juntarse a uno o dos toques y con tan poco, pero con tan poco, allí supo inquietar a Sciutti, que resolvió bien ante Etchemaite y Espinoza, y fue privilegiado espectador cuando un remate desde fuera del área y en línea recta de Quiroga la pelota pasó a centímetros de su caño izquierdo. La etapa se iba, el empate en cero, hasta le diría que le caía bien al partido, pero el minuto cuarenta y cinco hay que jugarlo. El disparo seco en línea recta que encuentra a Bucci bien ubicado pero la bocha va potente, Cristian da rebote hacia su derecha, el grandote Rubilar que esta atento, la toma engancha y antes de darle de derecha, decide sobre la marcha entregarla a Marchant que viene de frente. El disparo de Oscar va inexorablemente a dormirse entre los pilones del xeneize, para cerrar la etapa con un uno a cero en favor de Huracán.
Largamente pasados los quince de descanso, para el ingreso de Boca. Me permití imaginarme a Don Gambini con “champú” en mano. Sin cambos en ambas partes, y con Boca a favor del viento arrancaba la complementaria.
Y ni bien Quijano marcó inicio, el xeneize pisó campo rival. Pero el ímpetu que trajo el entretiempo no daba mejorías en cuanto a lo futbolístico. Sí quizás se agigantaron las voluntades, las ganas, la entrega pero Boca seguía sin encontrar juego. Avanzaba en campo sí, pero avanzar no es sinónimo de atacar. Huracán se descuida por derecha el centro pasado llega al pecho de Quiroga y el derechazo de José Manuel pasa lamiendo el poste izquierdo de Sciutti, creo a la larga, la más clara. Porque después Boca tuvo solo escaramuzas dentro del área donde las montoneras de casacas azules contra las rojas, llevaban al globo a meterla de punta y para arriba. Los minutos pasan, la gente se impacienta y los muchachos comienzan a ser victima de los nervios, de la impotencia de querer y no poder, de intentar pero no llegar. Huracán se siente cómodo de contra, y le da a Rubilar y Romano juego libre para cuando la tomen, encarar y gambetear hacia delante, esa es la idea. Pero cada intento muere ante la presencia del “Wicha” Del Río y Cristian Espinoza, impasables, insobornables en el fondo. Adentro Gustavo Díaz para tener toque y salida limpia desde el medio aprovechando que el globo ha bajado hombres y tiene ahora una doble línea de cuatro en defensa. Adentro también el “palomo” Benítez buscando peso ofensivo en el área. Portalou hace correcta lectura del partido. “Si se vienen en malón pongamos entonces más defensa” y al campo van Guitlein y Folmer. El globo cuando puede, la pone lejos del arco de Sciutti, y cada lateral o pelota detenida en su favor sirve para ganar tiempo de reloj. Boca ya está resignado a no quedarse con los tres puntos, pero no se resigna al empate, va prácticamente a ciegas al estilo “A la carga Barracas”. Lucas Ceballos, es casi el encargado de cada ataque con una voluntad enorme, pero choca una y otra vez contra la defensa comodorense. Se cumple el tiempo reglamentario, Boca esta en ataque, desordenado como casi toda la tarde, pero en ataque al fin. El globo esta agazapado esperando la chance de una contra, y la contra llega. El pelotazo largo para Barrera, la corrida del ocho visitante es firme y segura, pasa la línea media y no baja velocidad, como si fuera un “Mirage”, va escoltado a ambos lados; Romano va por derecha, Rubilar levemente por izquierda, son tres que atacan y dos que defienden. La bocha cambia de mano en tres cuartos de ataque “Hasta aquí llego yo” parece decir Barrera, que se la sirve al gigante numero nueve. Rubilar va contra el área, un quiebre de cintura, para demostrar que de torpe no tiene nada, lo deja de frente y en soledad ante Bucci, el derechazo de Diego es seco, seguro y lleva destino claro de red, la caprichosa entra lenta y duele, es casi como una puñalada al once boquense y todos los hinchas que al ver como ya festeja Rubilar con sus compañeros, abandona en masa el Defensores del Carmen. Poco importaban ya los tres adicionados por Don Quijano. El pitazo final ponía a Boca en el fondo de la tabla compartida con su vencedor de esta tarde. Huracán se va “chocho” de la vida, suma los tres primeros puntos del torneo, mete a Boca en un lío bárbaro y sabe, intuye que hoy el Globo, le ha dado un nuevo cachetazo a la ilusión xeneize.